miércoles, 19 de mayo de 2010

Submarinos


Dicen las crónicas que hoy se cumplen diez años de la más famosa llegada a Gibraltar del submarino nuclear británico HMS Tireless, que entonces permaneció durante casi doce meses en el muelle de la colonia por una avería del circuito primario de refrigeración de su reactor.
Aquella visita del Tireless provocó toda una corriente de rechazo popular en la comarca del Campo de Gibraltar y en buena parte de la provincia de Cádiz, con sus representantes políticos a la cabeza. El motivo, la asidua presencia de invitados nucleares en Dios sabe qué estado y con qué riesgo potencial para la población del entorno. Una población que en el caso de la provincia se concentra mayoritariamente en las inmediaciones de los dos puntos calientes desde el punto de vista de la sensibilidad militar y nuclear: esto es, Gibraltar y la base de Rota.
Como consecuencia de aquel episodio (la siempre complicada relación entre Londres y Madrid estuvo a punto de alcanzar el grado de crisis diplomática), el Reino Unido se comprometió a no contemplar en lo sucesivo el puerto de Gibraltar como punto de reparación de buques nucleares. Al parecer, esa promesa formulada años después al propio ministro Miguel Ángel Moratinos se ha venido cumpliendo hasta la fecha.
Sin embargo, una cosa es la reparación de este tipo de buques y otra la presencia de barcos o submarinos que portan armamento nuclear o que usan reactores de ese tipo de reactores para su desplazamiento. Hace unos meses, Ecologistas en Acción hacía público que, desde la marcha del Tireless de Gibraltar, el puerto militar de la colonia británica ha recibido la visita de más de medio centenar de submarinos nucleares. Ecologistas en Acción habla de otras tantas "bombas flotantes". Demasiados submarinos.

(En la foto, tomada de la web de la Royal Navy, el 'HMS Tireless' junto al Peñón)

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