lunes, 14 de marzo de 2011

Nuclear

No, no voy a escribir de la deformación profesional que me ha llevado a consultar en el diccionario de la RAE el significado del adjetivo ‘nuclear’ y que tampoco me ha descubierto gran cosa: ‘perteneciente o relativo al núcleo’. Tampoco de que, yendo a este sustantivo y descartando conscientemente la dimensión física del vocablo, me he quedado prendado con una acepción que me encanta: "elemento primordial al que se van agregando otros para formar un todo". No, de eso hoy tampoco toca.

Sí quiero redundar en la última entrada de este blog, que hacía referencia a la reciente tragedia vivida en Japón y a sus consecuencias en otros lugares distantes miles de kilómetros. Vuelvo la vista atrás en el tiempo y en el espacio, para concentrarme de nuevo en lo que ha sucedido y sucede aún hoy en el país nipón.

Y reflexiono acerca de una situación que parece obra del talento del más retorcido de los guionistas cinematográficos y que, sin duda, demuestra que la realidad se esfuerza por superar la ficción más audaz. Un terremoto de intensidad desconocida, seguido de un tsunami devastador…

¿Qué jinete de un moderno apocalipsis podría sumarse a estos dos para completar un trío de pesadilla? La amenaza de un desastre atómico, sin duda. Y ahí está, con algún reactor amagando con saltar por los aires para completar una serie de catastróficas desdichas… Las dos anteriores ya no tienen remedio. La que debe ocuparnos es la que toca hoy: la amenaza nuclear.

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