jueves, 13 de enero de 2011

Ojito



Lo traslado como me lo cuentan, sin poner ni quitar coma. Se trata de una nueva modalidad de robo de la que fue testigo quien me relata la secuencia, acaecida a plena luz del día y en el mismísimo centro de Jerez.

Varios coches paran ante un semáforo en rojo. Dos jóvenes se acercan al primer vehículo detenido y acceden apresuradamente al mismo, uno por la puerta situada tras el conductor, y otro por la del copiloto. Desde fuera, parece que no sucede nada. Pasan unos segundos: el rojo se vuelve verde; el primer vehículo parece no decidirse a arrancar; los de atrás aceleran de forma cada vez más nerviosa, aun sin poder moverse; al fondo de la cola se escucha el primer claxon…

De repente, se abre una puerta de cada lado del primer coche; las mismas por las que los dos jóvenes entraron en él apenas medio minuto antes. Ambas quedan completamente abiertas, después de que los dos muchachos hayan salido a la carrera, cada uno en una dirección distinta. Los conductores que aguardan a que se reanude la marcha ven, tras cinco segundos de desconcierto, cómo el conductor (un hombre de cierta edad) sale del automóvil haciendo gestos de sorpresa y de resignación.

Parece pedirles perdón por la demora en arrancar. De hecho, no lo hará: los dos individuos que se habían colado en su coche le obligaron a entregarles la cartera y alguna otra pertenencia de valor. Uno de ellos, además, arrancó la llave del contacto y salió pitando con ella, convirtiendo así al coche de su víctima en una improvisada barricada con la que facilitar su propia huida…

Alguien que sabe de esto me ha dicho que recupere esa costumbre que tanto me desesperaba cuando era pequeño: bloquear los ‘seguros’ de las puertas. Y que tenga ojito, por si acaso.

2 comentarios:

  1. Esto que relatas da grima pero sólo hay que tenerlo en cuenta hasta cierto puento.

    Es como cuando te cuentan que vas de noche por una carretera, te detienes para auxiliar a alguien y te hacen un corte corbata u otra atrocidad, o aquello de accidentes tontos con graves consecuencias, el típico de un resbalón y la mala pata de esnucarte, no sé...pues sí hay que estar más pendiente pero sin obsesionarse porque se vive en una continua angustia.

    Y que en España la Ley es permisiva y la Justica lenta y desmedida también es una realidad. El otro día escuchaba en Intereconomía, en una tertulia acusando la Ley Antitabaco, que un pilar básico en el éxito del Turismo era precisamente la permisividad, no sólo que el clima invite a vivir en la calle, es sobre todo que aquí se puede hacer lo que a uno le plazca: beber, fumar y burradas varias cuanto quieras y como quieras. Estaban defendiendo una legislación holgada, hombre no es lo mismo este discurso contra la Ley Antitabaco que contra la delincuencia urbana pero da la impresión que nuestras leyes tienen un problema de distracción, demasiado focalizadas en asuntos en la que no prima la seguridad de los ciudadanos.

    Es sólo una opinión salpicada de otras tantas opiniones, el día que tenga un problema y deba recurrir a la Justicia veré que tal se porta.

    Saludos jienenses.

    ResponderEliminar
  2. Como diría Harry Callahan, tengo mi propia opinión sobre la Justicia; Como todo el mundo. Pero me la reservo, de momento.
    Ahora bien, la convivencia en este país se asienta sobre unos fundamentos muy endebles. La gente es paciente -hasta sumisa-, y las leyes (léase la normativa en general, desde la que emana de los parlamentos hasta las ordenanzas que aprueba el último ayuntamiento) son un coladero. Por no hablar de esos casos en los que la norma se pone flamenca pero no hay medios para su cumplimiento...
    De todas formas, el mayor de nuestros problemas no es ese. Nos falta educación: individual y colectiva. Y no me refiero a educación para comer con la boquita cerrada y sin hablar mientras se mastica, para evitar limpiarnos la nariz con la manga de la camisa y para que tíos como trinquetes cedan el asiento en el autobús (o simplemente, que bajen las patazas de la silla contigua) y que pueda sentarse una ancianita; que también. Me refiero a un preocupante y creciente desprecio al que está a tu lado, al vecino del barrio, al colega de grada en el fútbol, al parroquiano que coincide contigo en el bar... Avanza un individualismo que ojalá tuviera que ver con la tradición liberal. No, no; es mucho peor, es un egoísmo atroz y cutre del que debemos proteger a nuestros hijos (algo así como 'La niebla' de Stephen King, que avanza y te envuelve sin remedio). Y eso no hay norma, ni Justicia con mayúscula, que lo arregle.
    ¿Saludos jienenses? Cielos... Tengo una deuda pendiente con Jaén que espero saldar más pronto que tarde.

    ResponderEliminar