sábado, 28 de agosto de 2010

Solidarios

La estadística no miente. España continúa liderando el número de donaciones de órganos y de trasplantes, un ranking que ocupa menos minutos en las televisiones que cualquier campeonato deportivo de medio pelo pero que sin duda ofrece un motivo de mayor peso para felicitarse como colectividad que una buena clasificación en un medallero.
Siempre me ha llamado la atención ese papel de privilegio en un asunto que, aunque a mí no me lo parezca, puede presentar diferentes aristas, en no pocos casos fruto de una tradición socio-religiosa que apuesta más por la caridad que por la solidaridad; que regala lo que sobra pero que guarda celosamente aquello que tal vez pueda ser necesario. Incluso llegado el momento en que nada se necesita ni va a necesitarse.
Sinceramente, creo que el gesto de donar dice muy poco a favor de quien lo realiza: es lo menos que puede hacerse, máxime cuando ya todo es exceso de equipaje. Volviendo la activa por pasiva, considero que la negativa a ofrecer a un semejante una esperanza de calidad de vida (cuando no de vida propiamente dicha) sí descalifica a quien pueda escudarse en cuestiones morales o afectivas. Algo así como la parábola de Lázaro y Epulón, sólo que en aquella historia éste no sentía la necesidad de justificarse ni de tranquilizar su conciencia ante la necesidad de un semejante.

(Éste es el enlace a la web de la Organización Nacional de Trasplantes)

No hay comentarios:

Publicar un comentario