miércoles, 5 de enero de 2011

Humo

Mañana podré celebrar que ya han pasado dos años desde que mis pulmones no respiran el humo de un cigarro. Bueno, por ser más exacto, debería decir que se cumplirán dos años de que mis labios no han catado un artilugio en combustión en ninguna de sus modalidades más o menos convencionales: cigarrillos, habanos, picadura liada… Nada de nada.

Como decía aquel presunto estadista que recientemente ha tratado sin demasiado éxito de mover sus antiguos hilos, cero patatero en lo que respecta al ‘consumo voluntario’. Otra cosa es lo que me ha venido dado gracias a la ‘contribución desinteresada’ de mis semejantes liados entre volutas y ansiedades cuando la cajetilla ya da las últimas boqueadas... Ración que también espero ver reducida drásticamente ahora, por obra y gracia del Boletín Oficial del Estado.

Por eso, mañana, siguiendo un rito que cumplo y que trato de difundir entre mis allegados cada vez que debo o deben celebrar un acontecimiento, descorcharé una botella de un vino mágico que tiene nombre de mujer y apellido de raíz bodeguera.

Esta noche, la noche de Reyes Magos, junto al agua para los camellos dejaré en el salón de mi casa una botella similar, junto a tres copas. Ellos me hicieron un regalo en 2009 (bueno, dos, porque el otro fue este blog) que era el mejor de los posibles. ¿Cómo no tratar de corresponderles para siempre a partir de entonces? El año pasado, cuando amanecí tras una noche igual que esta dispuesto a celebrar la primera muesca en mi proceso de desintoxicación tabáquica, les agradecí enormemente que apreciaran mi pequeño detalle. Y que no dejaran olor a humo. Ni siquiera de incienso.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena Juanra ¡dos años! un regalín, un texto de Muñoz Molina que espero que te guste:
    http://antoniomuñozmolina.es/2011/01/memorias-del-tabaco/

    Cuídate.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Esperanza.
    Yo también me he despertado sudoroso y arrepentido en medio de la noche, pensando que había vuelto a fumar... Es curioso. De igual manera, llevo mucho tiempo preguntándome por qué sentía aquella necesidad tan atroz de fumar: ¿por tratar de buscar las fuerzas que no tenía para plantarme ante mi jefe, o para relajarme tras haberme insubordinado? ¿para reunir los arrestos con los que vencer mi timidez o para recuperar el pulso tras un encuentro amoroso? ¿para esperar la cervecita y el aperitivo en la barra del bar o para cerrar un banquete acompañando a una copa larga? Fuera como fuera, lo auténticamente cierto es que me parece mentira haber fumado alguna vez; y no hacerlo ahora, claro. Un amigo está cansado de repetirme que él (y yo, porque comparto con él esa vivencia) nunca será un no fumador, sino un ex fumador. Y que esa es una condición, si no temporal, al menos circunstancial. Yo me resisto a pensar como él, claro...
    Te deseo lo mejor para 2011.

    ResponderEliminar