viernes, 23 de julio de 2010

Colonia

Esta mañana he estado en Gibraltar. Por si acaso, no fuera a ser que mi comentario anterior estuviera equivocado de cabo a rabo; y que los años de bloqueo a la reja para todo cristo en tiempos del franquismo se sustituyeran ahora por un tupido cedazo en el que sólo quepan, como los camellos por el ojo de una aguja, quienes lleguen ‘lubricados’ por el pago del oportuno peaje. Hablando de todo un poco, me ha sorprendido la ‘imagen amable’ del Cuerpo Nacional de Policía a ambos lados de la frontera, todo políticamente correcto y agradable de ver: agentes de uno y otro sexo sumamente educados y físicamente agraciados. Como si formaran parte de una campaña de promoción turística o algo similar, impulsada por el ministro y diputado gaditano Alfredo Pérez Rubalcaba.
Gibraltar sigue siendo peculiar; un rincón con enorme encanto pero sumida en una decadencia vertiginosa. Al menos así la veo yo, año tras año. Es una consecuencia de su tiempo; y en ese tiempo ha quedado anclada, a apenas un par de horas en avión de su metrópoli (probablemente el país más avanzado del mundo en cuanto a tendencias culturales y sociales) y prácticamente a un paso de ciudades del sur del sur de Europa que le dan mil vueltas en modernidad física, urbanística o ciudadana.
Eso sí, continúa siendo un crisol de culturas y de tipos humanos; y un ombligo a mitad de camino entre Europa y África. Porque sólo en un lugar como éste puede entenderse que esta mañana la principal atracción de la Main Street fuera, junto a un par de personas ‘practicando’ ese deporte urbanita que consiste en pintarse cuerpo y ropaje para permanecer hierático simulando haberse transformado en una estatua, una suerte de mesa petitoria que reunía a un grupo de damas de la Gibraltar Cat Welfare Society, la asociación inscrita con el número 91 en el registro de caridad de la colonia y que, como su propio nombre indica, dedica sus desvelos a garantizar la calidad de vida y el bienestar de la especie gatuna. O sea, a convertir a los individuos felis catus en felices gatos.

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