miércoles, 7 de enero de 2009

Mal día para dejar de fumar

Sí, lo admito. Lo dejé ayer. Pero parece que ha sido hoy mismo. Hace apenas unos instantes... Qué mezcla tan desagradable de sensaciones: la victoria por el avance del segundero y la angustia por la indolencia de la aguja intermedia de mi reloj. Cuando el día toca a su fin, he resistido; y no he fumado. De hecho, estoy incluso pensando en mantener una información constante a través de este blog acerca de mi 'deshabituación tabáquica', con porra virtual incluida sobre cuál será el momento en que desfallezca. Lo mismo descubro un negocio, porque los sorteos de Navidad y del Niño...
La verdad, hoy ha sido un mal día para dejar de fumar. Ya sin coña: los bombardeos han vuelto a la franja de Gaza; como ese puño implacable que refleja el Antiguo Testamento (una vez más, soy preso de la inevitable tradición judeocristiana), sólo que ahora quien recibe la ira de Yaveh es el pueblo palestino.
Y no se trata de plantear los acontecimientos o la historia como una cuestión de buenos y malos. Sólo los malos intentan apoyarse en tamaña reducción. Porque, ¿quiénes son los buenos y quiénes los malos? Es muy fácil: los malos nunca somos nosotros; así que, por deducción lógica, nos toca ser los buenos. Nos pongamos como nos pongamos. Supongo que esa misma reflexión se la hacen quienes sueltan bombas desde los aviones o envían obuses desde los carros de combate de uno de los ejércitos mejor preparados del mundo y quienes aguardan a que esos proyectiles les destrocen la casa, les despanzurren a la familia o, lo que es lo mismo, les arruinen la vida. Unos y otros son 'nosotros'; sólo para cada uno de ellos, pero lo son.
Pero, por mucho que los malos malísimos se escuden en la población civil, en los niños y en las personas indefensas, para apoyar y ocultar un presunto régimen terrorista; por mucho que eso suceda (si es que así sucede), jamás un país podrá transmutarse en espada vengadora ni podrá separar las aguas de los mares en busca de una masacre indiscriminada. Para eso, sea en nombre de una deidad, de una concepción filosófica o de una razón de Estado, que no cuenten conmigo.
Sin irme tan lejos, dentro de España tampoco he encontrado demasiadas razones para perseverar en mi deshabituación. Que la principal noticia del día para algunos haya sido la indumentaria de la ministra de Defensa en la Pascua Militar de ayer da idea del nivelito de quienes deben fiscalizar la gestión de la cosa pública.
Y, mientras Barak Obama compartía mantel con todos sus antecesores en la Presidencia de Estados Unidos, José María Aznar calificaba la victoria electoral de quien está llamado a gestionar los destinos de la nación más importante del planeta como "un exotismo histórico". Al tiempo, Aznar mostraba su esperanza (con minúscula, no la Aguirre) de que Mariano Rajoy se imponga en las elecciones generales de 2012, para hacer un quiebro idiomático ante la posibilidad de que esperanza y convicción puedan llegar a ser lo mismo. Todo un mensaje de cohesión para su partido y de consolidación de su principal argumento electoral... que debe estarle enormemente agradecido.
A pesar de todo, mañana afrontaré mi tercer día alejado del tabaco. Al menos, lo intentaré.

1 comentario:

  1. Si yo conseguí dejar de fumar, lo deja cualquiera. Enganchado a un paquete y medio diario de LM, y llevo ya más de tres años. Antes había estado diez años sin fumar. No somos infalibles, pero de los errores aprendemos. Así que ánimo, que se puede :)

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